«Mamá, ¡me duele la barriga!». ¿Cuántas veces se lo habéis oído decir a vuestro hijo?
Es bastante frecuente que los niños se toquen con la mano la zona del ombligo quejándose de un dolor de barriga o de estómago genérico.
Algunos síntomas genéricos como dolor en la parte central y alta del abdomen (epigastrio), ardor, regurgitación ácida e inapetencia indican problemas de salud considerados erróneamente como algo exclusivo de la edad adulta, pero que en realidad también afectan con cierta frecuencia a niños de todas las edades, de los más pequeños a los adolescentes.
Se trata de varios trastornos, como la dispepsia funcional (o mala digestión), la gastritis y el reflujo gastroesofágico (GER, por sus siglas en inglés), caracterizados por la presencia de irritación y en el peor de los casos de lesiones de la mucosa esofágica, gástrica o duodenal, relacionadas con la acción agresiva de la secreción ácida del estómago.
Sin duda, las formas más frecuentes de estos trastornos en los niños son el reflujo gastroesofágico y la dispepsia funcional, que intentaremos describir con mayor detalle.